La coliflor y los pulmones

Empecemos por el alimento gracias al cual me llegó la inspiración: la coliflor, la cual guarda una gran similitud con la forma de nuestros pulmones.

Esta verdura posee sulforafano, que puede disminuir la inflamación de las zonas dañadas de los pulmones.  Se trata de un poderoso antioxidante y su posible capacidad para evitar el desarrollo de células cancerígenas y destruir las células dañadas se va confirmando con cada nuevo estudio.

Unos de sus componentes más importantes son los glucosinolatos e isotiocianatos, especialmente eficaces frente al cáncer de pulmón, colon, mama o próstata.

En definitiva, estamos ante una verdura que literalmente cuida y protege nuestros pulmones.

El aguacate y el útero

El aguacate es una fruta que, si nos fijamos bien, recuerda al útero materno, y su semilla, al embrión.

Pues bien, resulta que cuenta con gran cantidad de ácido fólico, el cual ayuda a prevenir defectos congénitos durante la formación en el bebé. Es rico en grasas y en Omega 3, por lo que es muy recomendable para aquellas mujeres que estén pensando en quedarse embarazadas y durante los primeros meses de gestación.

Además, se ha demostrado que el aguacate puede reducir las posibilidades de cáncer de útero y ovarios dado su poder de equilibrio hormonal en las mujeres. De hecho se recomienda que toda mujer tome un aguacate a la semana.

Si a todo lo anterior le sumamos que está bien bueno, creo que no hay excusa para no comerse un aguacate ahora mismo.

El tomate y el corazón

Llega el turno de nuestro corazón, del motor de nuestra maquinaria. Él también tiene un alimento hermano con el que guarda un gran parecido. Se trata del tomate.

La naturaleza ha puesto a nuestro alcance un alimento que nos puede ayudar a prevenir y combatir enfermedades coronarias.

¿Te suena la palabra licopeno? Pues bien, se trata de una sustancia química que existe en forma natural y que es la responsable del color rojo de las frutas y verduras como el tomate, y resulta que dicha sustancia mejora la función de los vasos sanguíneos en los pacientes con enfermedades cardiovasculares.

¿A quién le apetece una ensalada de tomate?

La Zanahoria y los ojos

Seguro que a estas alturas ya habrás comprobado la gran similitud que tiene la zanahoria, cuando la cortas en rodajas, con los ojos.

La zanahoria es rica en vitamina A y en carotenoides, entre otros. El retinol ayuda a promover una correcta salud ocular, a fortalecer la retina y previene a nuestros ojos de las cataratas.

La retina del ojo necesita la vitamina A en forma de retinal, que se combina con la proteína opsina para formar rodopsina, la molécula que absorbe la luz necesaria para la visión con poca luz y en color.

La naranja y el pecho

Que la naranja y el pecho tienen una gran similitud no es algo que a nadie se le escape, pero su relación va más allá del mero parecido físico.

La naranja contiene fibra, Vitamina C, limoneno y aminoácidos que disminuyen el riesgo de cáncer y es mejor consumirlos enteros, más que en zumo, por los fitocompuestos que contiene la pulpa, incluyendo la parte blanca que a veces intentamos desechar.

Los cítricos, en general, facilitan el drenaje linfático de las glándulas mamarias. Y además, están buenísimos.

El jengibre y el estómago

El jengibre es una raíz con beneficios verdaderamente poderosos sobre nuestra salud. Si nos fijamos bien, el jengibre nos viene a recordar al estómago y lo cierto es que se trata del alimento perfecto para él.

El jengibre hace maravillas en tu cuerpo y son muchas las ocasiones en las que te puedes beneficiar de su ayuda.

Es ideal para la acidez de estómago, elimina los gases y es muy digestivo. Por otra parte, si eres de las personas que sufre de mareo cuando se monta en un coche, toma una infusión de jengibre antes de viajar y dile adiós al mareo.

Además, el jengibre previene las úlceras de estómago debido a que neutraliza y reduce el ácido gástrico.

La berenjena y el hígado

La berenjena guarda un parecido bastante similar con el hígado y lo cierto es que le es muy beneficioso.

Posee propiedades antioxidantes, nos protege contra los radicales libres, es depurativa y diurética, aporta fibra, estimula una buena digestión y elimina grasas y toxinas.

También aporta múltiples vitaminas y minerales, pero sin duda, su propiedad estrella es la de depurar el hígado y la vesícula biliar.

Eso sí, para que nuestro organismo se beneficie correctamente de sus propiedades, se recomienda no comerla frita.

La nuez y el cerebro

Llegamos al órgano más complejo y más maravilloso: el cerebro. Posee la función de mayor responsabilidad que es la de controlar el funcionamiento del resto de órganos de nuestro cuerpo.

Pues bien, esta maquinaria también tiene un alimento hermano con el que guarda una asombrosa similitud, y es, por supuesto, la nuez.

Se mire como se mire, nos recuerda a un cerebro en pequeñito, y, como pasa con el resto de alimentos que se asemejan a determinados órganos, la naturaleza sabe lo que hace y nos da pistas.

Entre sus múltiples propiedades, las nueces son una gran fuente de Omega 3. Ello estimula el funcionamiento del sistema nervioso central, mejora el funcionamiento de las neuronas y promueve una alta actividad cerebral.

Sus antioxidantes retrasan y reducen las enfermedades neurodegenerativas. Además, poseen ácido elágico, lo cual ayuda a eliminar sustancias cancerígenas y a obstaculizar las rutas metabólicas que se dirigen a desarrollar células tumorales.

Un dato interesante, si eres de esas personas que de vez en cuando busca la ayuda de un dulce para subir el ánimo, calmar el estrés e incluso reducir el cansancio: prueba a sustituirlo por un puñado de nueces. Te serán igual o más eficaces.

Ahora no te vayas a hinchar a nueces ;)

La aceituna y la piel

Por último, quise hacerle un hueco a las aceitunas. Tan importantes en la dieta mediterránea, que tanto aportan a nuestra gastronomía y ese oro líquido con el que nos deleitan sin el que nuestros platos no serían lo mismo.

En este caso, he hecho una excepción, porque el órgano del que voy a hablar ahora no tiene demasiada similitud física con la aceituna. No obstante, este fruto hace maravillas en él.

Se trata del órgano más grande de nuestro cuerpo: la piel.